21.8.07

Autocontrol

Bueno, vamos consiguiendo mantener a raya ciertos vicios, no como otras...



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7.8.07

Jornada continua

Es curioso a veces como la mera presencia de otras persona te obliga a ver las cosas como son y no como quiere tu subconsciente(nunca escribo bien esta palabra a la primera). Es curioso también, como el cansancio y tu propia auto-influencia pueden distorsionar lo que perciben tus sentidos.

Esta tarde como consecuencia del mejor invento del hombre blanco, la jornada continua (ahí ahí con la leche condensada), he tenido más tiempo para dedicarle a mi desestresante favorito, en ausencia del sexo claro está, mi bicicleta.
Como me sobraba lo que parecía un tiempo infinito, me puse el disfraz de intrépido y fui...más allá, por una serie de caminítos, que están en pleno monte y a tan solo 5 km de mi portal. Esto puede no parecer gran cosa, pero en todo un Madrid, a mi como ciclista y como persona humana me parece todo un lujo.
Continuando con lo que iba contando, como tenía más tiempo me he arriesgado a seguir un poco más adelante del sitio donde otros días solía darme la vuelta, pensando que como me alejaba cada vez más del núcleo urbano, me iba a ir adentrando en el monte, pero la realidad a veces es como una ortiga en los cojones, en otras palabras, la realidad fue bien distinta. Llegó un momento en que lo que era una sinuosa senda, llena de huellas de cascos de caballo y de rodadas de bicicleta, que discurría entre verdes y preciosas lomas, se fue convirtiendo en una especie de pista ancha, grisácea, llena de baches y de rodaduras de coche, las lomas desaparecieron y accedí a una meseta seca y llena de costras formadas por tierra removida, algo así como pasar de la comarca a mordor.

En ese momento me empezó a entrar una angustia extraña, nada había cambiado realmente, pero de pronto no estaba cómodo y empecé a conjugar dos verbos de la primera conjugación que juntos van fatal: cansar y pensar. Empecé a reventar, pues llevaba unas cuantas cuestas en la chepa y a darle vueltas a la sensación de incomodidad que se estaba apoderando de la parte de mi que estaba libre de dolor y ahogo, que la verdad no era mucho. El caso es que, no se si por lo cansado que estaba, por que no iba concentrado o por una combinación de las dos, pero tiré por un camino que se veía a legua que se adentraba en mordor, en vez de regresar a la comarca y cuando más acojonadito iba, me perdí.
Realmente no estaba perdido, porque la tierra media por la que salgo es más bien una maqueta de tierra media, y basta con que eches a andar para terminar dándote de bruces con el pueblo y villa de Madrid, pero como estaba solo, cansado y rallado, pues me hice perdido. A partir de ese momento la cosa se puso interesante, casi acabo metido de bruces en un poblado de chavolas (realmente creo, que eran casetas que hace la gente al lado de sus huertas, pero no me quedaron ganas de ir a comprobarlo), escapando de este particular Minas Morgul, salí a una pista por la que me crucé un renault 11 todo destartalado, pilotado y copilotado, por dos angelitos desdentados que parecían recién salidos del último reportaje de "callejeros" y que la cosa más buena de la que tenían aspecto de ser capaces de hacer, era un 10% de descueno en el perico, gracias al cielo se desbiaron antes de alcanzarme y menos mal, porque no llevaba clinex y si se llegan a acercar, me hubiera cagao.
Decidí que aquella angosta pista no era lugar seguro para un gordito como yo y tomé un atractivo desvío que subía a lo alto de una lomita, desde la que tenía la esperanza de divisar el camino correcto, la subidita se las trajo y el caminito resultó ser bastante jodido, pero, la verdad es que las chanzas técnicas que presentó me distrajeron un poco de los sustos acumulados, cuando coroné triunfal, y pensando que la cosa no podía empeorar, me encontré con el amor, me explico, en lo alto de la loma, además de no verse nada porque delante tenía otra más alta, había un árbol, ese árbol proyectaba una sombra y esa sombra cobijaba un desvencijado ford orion, en cuyo interior pude ver, para mi desgracia, un hombre de edad bastante avanzada, o no tanto pero la que tenía la tenía muy mal llevada, y ha su lado la silueta de un "bellísimo" transexual que se alzaba de las profundidades de la tapicería, llevándose el dorso de la mano a la boca, como quitándose de forma ruda las manchas de tomate de los espaguetis. No me apeteció preguntarle si necesitaba algo y tampoco llevaba papel para ofrecerle, como ya apunté antes, así que decidí aprovechar la inclinada coyuntura del alto en que me encontraba y tirarme loma abajo como si al llegar al final, me fuera a encontrar con Jessica alba y Angelina Jolie tomando el sol en porreta la una y meando en un matojo la otra.

Solo decir, que el trepidante descenso me sirvió como manantial de adrenalina y mi malestar se fue despejando gracias a sus efectos, además al subir la siguiente dificultad montañosa pude divisar el buen camino y regresar sano y salvo a la aburrida seguridad del carril bici.

Seguramente, ni estaba tan lejos como pensaba, ni el paisaje cambió tanto, ni la gente de los coches me hubiera hecho el menor caso, pero de verdad os digo que no me hubiera importado lo más mínimo haber tenido un compañero de excursión.

No entandáis mal estas lineas, que no me quejo de nada, que haría yo sin la jornada continua, ¿trabajar? venga ya!!!




Nota aclaratoria: Lo que parecía un poblado de chavolas ("Minas Morgul") no solo lo parecía si no que lo era. Madre mía no me quedé sin bici de milagro. Para más datos pinchar AQUÍ.