21.5.09

Marrón

Zumba la corriente del aire acondicionado que constante e incesante, quejumbrosa ordeña vivbraciones de la rejilla, que embota su salida sin detenerla, como alas de moscs árticas que vienen a posaserse sobre la nuca concentrada.
Cruje la moqueta bajo fatigados talones que fracasan en el esfuerzo de levantarse a cada paso y restriegan su zancada como cerillas mal prendidas. Dibujas a tu espalda un mapa de voces, de cuchicheos y risas mal disimuladas, colocas cada cara en su sitio sin mirar ni al sitio ni a la cara, flota el repicar de las teclas hundidas incansablemente en las carcasas de sus teclados. Retumba el quejido enmarañado de la fustración, silva el canto del tono interrogativo, sin ver, ves, imáginas casi intuyes la cara de sorpresa, el gesto extrañado ante tan horrible exposición.
Se colapsan las pituitarias, se carga el ambiente, se cuaja durante un segundo, se corta el aire, se bloquea el rictus y el gesto espectante de la concurrencia, durante una milésima de segundo todo movimiento se consume, a la siguiente todo se reaviva. Localizada la víctima, suspiran aliviados, mientras piensan de la que se han librado, ahí viene con un marron y por como huele tiene que ser gordo...

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